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Trizas...

Mujer que llevas en tu rostro el semblante de la ira y el miedo...
Y en tu mirada ajena, la amargura de dolorosa paliza.
En tu boca que fue dulce, marcas moradas...
Impotentes y desabridas son tus noches de soledad.

Tus días son noches de oscuridad...
Reflejadas en el ímpetu de tus torturas.
Contemplas la meta de tu vida,
en largo camino lleno de espinas.

Miras alrededor y no encuentras salida...
Te ahogas de miedo al verte al espejo,
herida en el rostro y aún más del alma,
te sientes morir sin tener nada.

Temes hablar por ser profana...
Intimidad total, te enseñaron a amar.
Sin importar que las criaturas te ven...
Prefieres inmolar por temor a inculpar,
prefieres indultar por miedo a hablar.

Una denuncia presentada...
Tu cuerpo se estremece,
la vida no vale nada...
Si es él, quien mal te ha pagado.


La historia de Norma.

Era una noche tormentosa y ella lo esperaba con temor. Era la misma rutina…Siempre fue igual…
Sucedió desde que Norma accedió a formar pareja con ese hombre que la había enamorado con engaños, fingiendo ser dulce y complaciente… ese mismo hombre que ha ido haciendo pedazos su auto-estima sin compasión.

A veces llegaba borracho y altivo, exigía mil cosas, mientras sin motivo, de pronto le propinaba un puñetazo, en cualquier parte del cuerpo…No importaba…

- ¡Mujer dame bocado que tengo hambre!

¿Y de dónde, si ni siquiera un quinto le había dado?...

A duras penas habían unido sus vidas entre la miseria y el fango de la pobreza… Ella aceptó, soñando que dejaría los pisos fríos de las aceras y las plazas, como lugares para dormir… Tal vez él le procuraría un sito mejor…

Desde entonces, ella siempre se sentía malhumorada….Las bofetadas fueron el pan de cada día. El griterío resultaba atrayente para el vecindario que se enteraba de todo.
Luego, ¡Quedaba rendida y cansada … y hasta el silencio la comprometía!

Fue entonces un día triste como tantos otros. Ella con su vientre a puro dolor, calentura y escalofríos,
Le daba el aviso que era hora de traer al mundo una inocente criatura:
¡Ahora sí que se ponía la cosa mala!

Y el pobre niño, no tuvo más que el llanto agonizante y doloroso de su madre.
¡Pues ella temerosa no sabía lo que debería hacer de ahora en adelante!

La noche caía lenta y afuera, el frío se hacía sentir más intensamente.
Él en la cantina no dejaba de beber, pues ya celebraba el retoño que como macho había engendrado.

Pero su éxtasis era tanto, que no dejó de ahogarse una vez más con el licor. Y pudo llegar a su “chacal” a puras tientas arrastrándose y agarrándose de las paredes. Solo se oían maldiciones y la vieja puerta abrió a empujones.

Ella asustada y a la defensiva sabía que éste sería nuevamente, otro día de puños y bofetadas.
Lo miró esperando su pan cotidiano.
El entonces por primera vez, no levantó la mano. Sólo la miró con gesto extraviado.
Ella al verlo que vacilaba, se llenó de valor gritándole:
¡Despiadado, ¿Por qué vacilas?, ¿Es que ahora que quiero morir no me vas a matar?

Sin fuerzas, aún le gritaba: ¿Qué? ¿No me vas a golpear, no me vas a masacrar? ¡Mátame, Por favor, muerte dame!

Pero esta vez él estaba mudo y ella no entendía y continuaba gritando:
¿ Es que hoy no tomaste licor o acaso ya te enmendaste con Dios?

Él fingió no escucharle y mirando al retoño que dormía, con mezcla de cariño y estupidez, murmuró:

¿Porqué me ofendes? ¡No entiendes, no comprendes! ¡Si te pego, se despierta el niño!

Y ella por primera vez creyó que él había cambiado… Pero… ¿Hasta cuándo? ¡Hasta cuándo!

A. B. © Alty Gaviota Del Alba 9/28/05

La poesía y la historia son de autoría de Altagracia Berríos - Puerto Rico-(NY)
Todo los derechos reservados ©
E-mail :alty26@yahoo.com

Este relato que sentimos como pavoroso, puede asimilarse aquí a la pobreza, la frustración, las adicciones…Pero no siempre ocurre con estos condicionantes. Sucede y con frecuencia, en las clases mejor posicionadas. No obstante el drama, queda dormido en el anonimato.
La dupla “víctima”-“victimario”, lidera frecuentes espacios en las clases medias y altas... Muchas parejas encuentran un desahogo de aquellos impulsos ocultos e irreconocibles como propios, que concretan el uno con relación a otro, en cualquiera de los dos papeles enunciados en “la dupla”, configurando un contexto enfermo, del cual no pueden salir, si no recurren a ayuda profesional idónea.

Visto el ser humano, como un ente fundamentalmente espiritual, podemos considerar estas conductas, como miserables. Desde la ciencia, se las encuadra como patológicas. Y en muchas culturas, como un derecho para ser ejercido por determinado género (generalmente “el macho”), rol familiar (“el padre”, “la madre” o “ambos”), clase, casta, etc.

Por otra parte, la violencia instalada en nuestra sociedad, encuentra fácil cabida y discernimiento con carácter de recurso “normal” y “racional” aceptado en la familia… y amparado por la llamada “educación”.Por cuanto existen seres más fuertes y más débiles, concordantes a la composición distribuida en la cuestión generacional, que se desgrana en tiempos diferentes…y como forma más fácil y “a la mano” de imponer la propia voluntad sobre el grupo familiar…. elemento pronto, directo y efectivo de dominio.
El hombre en supremacía sobre la mujer. El hombre y la mujer, haciendo valer tal ¿“autoridad”? de figuras paternales sobre los hijos…. Los jóvenes sobre los viejos indefensos….
Los viejos que pueden esgrimir algún poder material sobre su “clan” y así…

Como los humanos no podemos escapar a nuestra naturaleza animal básica… la que habría evolucionado, allí, muy lejanamente, hacia lo tribal… ostenta este derecho del “más fuerte” sobre el grupo, afanosamente arraigadas en su ser biológico que se traduce en el temperamento y carácter y reproduce las tendencias y veleidades de tal dominio
(“La ley de la selva”)

La cuestión puede ampliarse sobre ámbitos sociales mayores, desde la perspectiva histórica, política y económica…Es muy fácil encontrar paralelos…pero el planteo lo dejamos aquí…
La redacción.

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Altagracia Berríos Vázquez, nació en Río de las Piedras (Puerto Rico), el 26 de noviembre de 1964.
Desde temprana edad mostró afición por el canto y el teatro, participando en diferentes coros de las Iglesias de su pueblo natal y en piezas teatrales. Del mismo modo, fue adentrándose en la poesía, al leer los escritos de su hermana, Norma L. Berríos Vázquez. Trabajó como voluntaria en la Consejería de la Iglesia, donde actualmente asiste y participa .
Es casada, con una hija y reside actualmente con su familia en Nueva York (U.S.A.)

Gusta escribir en la soledad de "su espacio", que es su hogar, recordando, soñando y dibujando, en sus versos sentimientos y fantasías. "Soy amante de la bruma del mar. Me abrazo al horizonte, así como el cielo abraza el océano. Creo en la poesía dulce, sensual, erótica, de amor y desamor, donde puedo expresar sentimientos familiares o quizás simplemente, desahogar el alma de sinsabores. Creo que todo el mundo puede escribir poemas, solo debe abrir el corazón y desnudar su alma."

 


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