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El misterio del Láscar

 

 

Autor: Iván Aarón

 

 

"Cuando hablamos de una obra literaria, estamos hablando del lenguaje, de la palabra, de esa maravilla que ha perdurado a través de los siglos para llegar hasta nosotros, y que sobrevive
y trasciende a los que la utilizan, a través de los años, de los siglos y aún de los milenios.
Y fue la palabra: “tren” la que nos cuenta Iván Aarón dio impulso a “El misterio del Láscar”.
Escribir un relato, una historia, es una hermosa experiencia para un escritor, pues la narración es uno de los cauces naturales de la comunicación humana.
Y así lo entiende Iván Aarón, que apoyado en el lenguaje diario y actual de los chilenos nos transporta de regreso a través de los siglos hasta el origen mismo de esta América que continúa
conservando sus misterios..."(1)

 

Fuente: http://www.deyave.com/FRV/volcanes/2005.htm

"... las cumbres de las montañas mostraban manchones de nieve y grandes zonas de frío color oscuro, entibiadas por la luz del sol, que se asomaba presuroso. Algunas fumarolas se elevaban, aquí y allá, en los volcanes activos. Sólo el Lascar se mantenía dormido. Con el aliento controlado, el esbelto chasqui comenzó a trotar de nuevo y orientó sus pasos hacia el lejano -ayllo-, el pequeño poblado..."

" una alta columna de humo claro comenzó a elevarse desde la cima del volcán Lascar. Tal como antecede a la tempestad, la oscuridad llenó los cielos. Un fuerte viento elevó las arenas del desierto, haciendo casi imposible la visibilidad. El grupo de aymarás contemplaba el espectáculo, que se presentaba en tan magnífico panorama, con la serenidad de quienes están habituados a tal cosa. El viento decreció. En el costado occidental del Lascar se comenzó a insinuar una fumarola, nueva y persistente. Una leve separación se produjo sobre las laderas cubiertas de yareta, la que pocos minutos más tarde ardió en llamas azulosas. La naciente magulladura telúrica se convirtió en pocos minutos en una profunda y ancha herida, por la que asomó un chispear vivísimo. Largas lenguas de fuego fueron a buscar las celestes alturas. Una lava exuberante, de olores sulfurosos, vertió ladera abajo. Los ardientes líquidos volcánicos, lentos pero inexorables, fueron pasando por entre las callejuelas del ayllo abandonado y se adentraron en la oquedad de las casas de barro."...(párrafos de"El misterio del Láscar")

 

"Y surge nuevamente el historiador a través de la trama que con tanta habilidad desarrolla.
Introduce el tema histórico con proverbial sutileza, con la intervención de personajes y circunstancias claramente contemporáneas, sin perder de vista su objetivo central, donde las joyas
de los aymarás terminarán cumpliendo su destino ancestral.
Encara el desafío de enfrentar dos épocas y dos historias tan distintas; con la habilidad de un escritor experimentado, consiguiendo que el lector recorra, sin sobresaltos ni dudas, un camino
que a través de modernas carreteras lo conducirá hacia las pinturas murales de los camélidos que el autor contempló en Antofagasta.
Desde el comienzo de “El Misterio del Láscar” los personajes creado por el autor, tienen una sencillez y naturalidad que los hacen humanos y creíbles, con una vida intensa y una autenticidad
que asombra, van apareciendo como representantes de distintos sectores sociales que se complementan pero que, a pesar de aparecer como asociados para un mismo, fin conservarán a través
de todo el relato una identidad definida y personal. Sus hombres de negocios, sus técnicos, sus empleados, y todos los que ingresan en la trama de la novela no sólo se conducen y hablan
como tales, sino que aparecen con pensamientos y personalidades que los hacen reales.
Iván Aarón se conduce con clara autoridad sobre todos los temas que surgen de la narración. Un tema sucede a otro, los negocios, la descripción precisa de un paisaje que conoce en
profundidad, las variantes de las modas, los sucios negocios que también han llegado a nuestra América, y la vida marginal de los que incrementan sus patrimonios con inversiones que
producen fortunas que deben blanquearse al margen de las leyes.
Demuestra el autor, nuevamente, una gran capacidad de trabajo. Maneja con maestría el fluir temporal de la historia. Lo ha hecho a través de sus anteriores novelas demostrando
un trabajo de investigación profundo, cuyos resultados quedan a la vista a través de sus lecturas.
Queda finalmente la impresión de que la historia que en esta novela nos ofrece Iván Aarón, no es una historia inventada, sino el reflejo de una serie de acontecimientos que parece
transformarse en una realidad que el autor conduce con brillantez hacia un final imprevisto para el lector pero absolutamente congruente con una tradicional historia de su tierra que bien
merecería ser real.
No podría utilizar una sola palabra para describir la sensación que me produjo la lectura de este libro, lo que había comenzado para mi como una historia simple, se fue transformando
en una trama misteriosa y complicada, hasta arribar a un final cuya profundidad no parecía previsible, y me enfrentó con una misteriosa leyenda que la fantasía de la literatura pareció
transformar en realidad.
Al finalizar la lectura, recordé la frase de Jorge Luis Borges: “El arte sucede”.
Y porque ha sucedido, aquí está este libro, que encontrará a los lectores que tal vez sin saberlo, estaban esperando su llegada.
Luis Edgardo Soulé
La Plata"(1)


 

"Cayendo en pedazos, el avión fue sembrando sus partes hacia el medio del salar. La cabina estalló en decenas de trozos que se esparcieron sobre las aguas salobres. Un bolso de cuero, repleto de joyas de oro atacameño, salió de los restos de la cabina del avión, cayó sobre las aguas y se fue hundiendo, lentamente. La serenidad volvió a reinar sobre el poco profundo lago salobre.
Luego, un río de lava, fue a cubrir los restos de la aeronave siniestrada y siguió su camino, hacia el centro del salar de San Pedro de Atacama. En medio del lago, el río ardiente se detuvo. Todo quedó sepultado.
Entonces, el volcán Lascar volvió a sumirse en su sueño milenario.

FIN
EL BELLOTO NORTE, QUILPUE, AGOSTO DE 1999".(párrafos de"El misterio del Láscar")

Fuente: www.escalando.cl/lascar.htm

(1) Prólogo de la obra a cargo de Luis Edgardo Soulé de La Plata (Argentina)

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