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Un viaje a través del amor

 

Nora Lanzieri (Argentina)


 

 

 

 

 

Hace un tiempo ha llegado a mis manos, el libro “Directo al corazón de quien
corresponda”, - Psicopoesía-Editorial Dunken, cuya autoría corresponde a Nora Lanzieri,
Amalia Iris Paccié (ambas de Argentina) y Martha Josefina Aguilar Nájera (México),
con diseño de cubierta del paisajista José Francisco Meligeni y prólogo de Carlos Fernández (estos últimos, también argentinos).

Nos convidan gozar un “viaje” por diferentes lugares, cuyo deseo final es que
“descansando la vista, la mirada se haya dirigido al paisaje interior”…


Sin embargo, disfrutando de su lectura, sentí que la invitación es transitar el amor,
con las diferentes situaciones y personas el cual nos lleva a través del tiempo.

El amor es dirigido; va “a” o “hacia a” y por lo tanto implica un vínculo, más o
menos complejo donde nos vemos implicados y comprometidos.
Disfrutarlo, sufrirlo
o renunciar al mismo, siempre tiene costos entrañables.

En este camino, Amalia Paccié titula su apartado, "Por amor a la vida, en vida" y nos dice que "es un sentimiento activo, vital...
poco o nada tiene que ver con la inteligencia... no es deseo... es de carácter transitivo...es pasión...se funde en el otro".
("No matemos lo que más queremos")

Mientras que Matha Aguilar Nájera, en "Luminiscencias del mar", el capítulo de su autoría, lo describe como un sentimiento
sencillo y transparente como el agua, el cual no necesita que su proceder sea jamás juzgado. ("Frío enojo")

“El cielo es mi infinito”, la parte de la obra escrita por Nora Lanzieri, diseñadora gráfica, que recorre el universo del arte y la poesía,
junto al diseño y la fotografía, con quien me une un afecto sincero desde hace tiempo, es donde me detengo, para analizar "el amor".
Está presentada por Gislaine Canales, poetisa brasileña.

Encontramos aquí, este tránsito de situaciones que nos acompaña desde el nacimiento hasta la muerte, sellándonos con su
impronta de sangre, espíritu y trascendencia.

En él, están los sentimientos que conforman nuestra sal y trastornan también nuestro albedrío.

Sus primeros reflejos, provienen de esas primeras figuras paternas que nos permitieron no sólo ver la luz de la vida, sino que
guiaron nuestra mano para que asiéramos el mundo y nos forjáramos como personas singulares, transitando certeramente por él:


Al padre, ese “ángel de la guarda” que ansiamos encamine siempre nuestros pasos…


…"he buscado tu nombre
y encontré sólo uno,
cual desde niña siempre te llamaba:
"Papá” ¡Tú, mi ángel de la guarda!”


A la madre, a quien evoca junto a “Mi barrilete,-la luna”,

“Quiero atraparla en mis sueños
y también en la realidad.
Ella guarda mis secretos,
En lo alto, junto a mamá”


Y esa abuela “Viejecita”, a quien cuenta tantos años, guardando sabiduría con manos de labriego.


Junto a ellos, la casa de infancia que ahora idealizada, se muestra tan grande y acogedora como ninguna (“Al final del sendero”):

“Y así pasaron los días, los años
en esa casa de ensueños, donde florecen los nardos”


y también, en sombras se vislumbra a ese querido abuelo sentado en sus jardines, “mirando las rosas y escuchando los pájaros”.

 

Otros recodos del amor, muestran sus resplandores inolvidables…

Ese amigo especial…

“Eres tú mi gran amigo
que a mi musa inspiras,
con tu música romántica
y tu corazón de poeta”

Los poetas:

“Ser poeta es vivir
con el sol, con el mar
y con los pájaros…”


Los acordes melodiosos del tango, entreverando en su danza a dos almas:


“El tiempo se acaba, la música termina
y con ella el tango que pasó y dejó huellas.”


Una casa especial, como “La casa amarilla y una historia”… o esa que “tiene cinco ventanas de extrañas mañanas”
(“Respuesta a una carta encontrada”), enclavada en etapas de la vida que se nos va escapando entre las manos
“como pétalos de rosas” y como “viaje de nostalgia y de recuerdos” (“Viaje”)

“La vida nos presenta una y mil caras,
como la luna al despuntar
en cada anochecer,…”

 

Pero, es el amor de pareja, el que más nos marca y deja indelebles huellas en nuestra alma.

 

(“Al viento y al natural”)


A veces lo soñamos:

 

“Sentada, bajo la estepa junto al lago, veo a un hombre. Recio, misterioso…”, “jugando a ese amor de mil miradas”

(“El sol abraza el bosque")

 


“Ella vive como un ángel desplegando sus alas
enamorada de ese amor…”

 

 

(“Ella, la enamorada”)

Mientras también, con ansias, es candorosa espera (“Al bosque de mis sueños”)
y que del mismo modo, a veces, nos deja el desgarrado dolor de la partida…

 

“Que el sol me acaricie y ponga fin de mis latidos,
esos que aceleran mi vida y enturbian mis sentidos
porque él, él definitivamente ha partido”

 

(“Anclada en el cielo”)

 

 

Pero, no existiría realmente la vida, si no pudiéramos vivir ese amor plenamente, envuelto en sueños y deseo:


“Sé quién eres
aunque lo quieras negar.
Al amor lo reconozco,
A ti, mi amor, imposible de olvidar”

 

(“Carnaval de Venecia")


 


“…y tu apasionado beso
que selló mi boca
de pasión y deseo”

 

 

(“Dejo que me ames”)



“Me besas, te beso,
me hechizas en esta noche
de luna y misterio”

 

(“Noche de brujas”)

 


“…tus ojos me hablan
y tus tiernas manos
suavemente me aman”

(“Como la flor del cerezo”)


 

“Eres esa persona que me invade
de noche y de día -mi tormento-...”

 

(“Eres”)


. . .


Y así nos deja nuestra querida Nora, después de habernos permitido dar un paseo por esta obra, que nos
transporta y seduce y a la que tanto agradecemos nos haya permitido acceder.

http://www.noralanzieri.com
elcieloinfinito@yahoo.com.ar

 

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