Para esto, se hace imprescindible concentrar el corazón
en el momento actual y en una situación puntual de vida,
pues todo pasar que extienda el instante dado,
sólo cercena el sentir que nos impulsa a concretar determinada
acción.
Quizás, el meollo de pensamiento aquí
implicado, es que las cosas no pueden estar siempre en movimiento
y por eso se hace necesario detenerlas un tiempo
para observarlas con fruición.
En realidad, ello nos lleva a cuestiones más profundas, como son
el principio y el fin de todas de las cosas y en último término,
a la muerte y el nuevo nacimiento.
Así, el movimiento y la quietud, toman un tiempo esencial que se
torna penetrante y límpido.
Una cualidad anexa medular a este estado en cualquiera de sus dos extremos,
es la persistencia en el mismo.
Cualidad indispensable, para alcanzar la claridad interior que permita dilucidar el valor y la trascendencia de ambos estados y plasmarlo en imágenes representativas, comprendiendo su valor intrínseco.
"El cantante"
