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Una historia para el :

 

 

"Escondrijo de duendes"

 

 

Wendolyne, una gran ejecutiva madrileña, fatigada de tanta labor, decidió tomar descanso en el "Escondrijo de Duendes".

Partió una mañana de comienzo de primavera con una gran mochila de supervivencia al encuentro de su otro yo.

Armó su carpa, su bolsa de dormir, junto leña y comenzó a entrelazar nuevas quimeras.

El bello río color esmeralda oscuro, los árboles guardaban aún los tonos invernales.


Un cielo celeste , matizado de blancas nubes en cortejo y la paz , la tan ansiada quietud para instalarse a reflexionar y confeccionar
el debe y el haber de su vida.


Ella no conoció afectos , sólo era estimada por el poder del dinero.

 

El primer dia, acompañada del canto de los pájaros , el ulular
de las lechuzas y los aullidos de los lobos por las noche,
transcurrieron instantes de llanto, otros felices buscando un
equilibrio frente a la naturaleza, inventando mundos diversos
en esas cuatro jornadas.


Sentada en cuclillas frente al rio, dejó la realidad que la aniquilaba , sueños de mañanas de amor, por que no, una pasión verdadera,
cambios de libertad para un alma entre rejas sin una salida .


Cuestionamientos, frustraciones, buscando lechos de pétalos de rosas .


Su segundo día amaneció lluvioso, no obstante caminó a la montaña, perfumada de lluvia se sentó en una roca hasta dormirse sobre ella,
el fresco de la noche la despertó y tomó el camino a su carpa; abrió unas latas de salmón a la provenzal, una botella de tinto Sauvignon y
luego se echó en su bolsa de dormir perfumada de Nina Ricci.


El tercer día, se des-adormeció al amanecer, tomó un café amargo, realizó caminatas, simultáneamente fantaseaba con su existencia y
se regocijaba con el majestuoso paisaje, que iluminaba senderos no mediocres, a comenzar.

 

 

"Escondrijo de duendes"
Diseño de la imagen: Nora Lanzieri

http://el-arte-de-crear-arte.blogspot.com/

 

El cuarto día, se despidió con los ojos húmedos de ese paradisíaco sitio, sin mezquindad;
allí sólo se valoraba la amplitud del ser, la brisa fuerte le daba la despedida y una invitación a un presto avenir.

Asió su equipaje , lo puso en el asiento trasero de su camioneta lujosa, regresó hacia el afluente, promulgó un:
¡¡¡URRA A LA NUEVA VIDA!!! ¡¡¡ REGRESARÉ SÚBITO !!!


© Raquel Luisa Teppich