¡Hola, mi maravillosa e inolvidable maja!
Después de perder las ilusiones, me resisto
a creer en la intención íntima de tus mimos; siento que hay amargura
en las palabras
y que trina enfurecida el alma, como una fierecilla sin domar, que quiere matar
y comer del muerto.
Hoy me siento como un quimérico fanfarrón;
es verdad que no podía ver la realidad, porque encandilabas mis ojos
con espejismos y
con engaños magníficamente urdidos y tramados, que cubrían
con una doble realidad, todo lo que se percibía.
Creíste que tus embustes iban a ser por siempre infalibles, y hasta me
hiciste creer que era un ¡engañamundos enlabiador!, como me
tildabas, después de hacerme reclamos injustificados y de armar carnavalescas
peroleras. La única engañada fuiste tú; todo en ti eran
engañabobos, hasta que decidí jugar mis cinco sentidos a una mano;
tenías todas las cartas perdedoras, pero insistías en creer en
la
buena suerte y en ser una eterna ganadora.
No sé como puedes concebir la amistad, esa confianza incondicional y
transparente que debe existir, para ser la sombra proyectada
por los sueños; de la lealtad y el aprecio, depende la confianza y el
apego, ya que la adhesión de los sentimientos, no nacen o dependen
de las palabras, en una ceremonia civil o religiosa; sino de esa devolución
natural de pasiones, que brota del fuego interno de los enamorados.
El cariño florece de esa amistosa convivencia,
donde todo se perdona y olvida; un corazón noble borra, pero el tablero
se va ensuciando y
la limadura de la tiza enloda las manos y lo que rodea el ambiente; la armonía
no se puede desincronizar, ya que la química entre
las personas, permite esa empatía perfecta; el amor siempre pone a volar
a los enamorados a miles de revoluciones, si no somos un
solo cuerpo y una sola sombra, saltaremos en pedazos como los piñones.
Tenemos que ser camaradas, compañeros o cómplices, ya que la vida
es como una guerra de guerrillas; llena de escaramuzas y
emboscadas, con batallas donde algunas se ganan y otras se pierden; pero siempre
hay que ser dos en uno, para sobrevivir,
para regalarnos aliento en la lucha y darnos ánimo si somos heridos,
en el momento preciso. Es indispensable apegarnos,
pero sin dejar de ser reales; un amor se puede ir, pero la pena no nos puede
sepultar; el enterrarse vivo, no será más que un acto de demencia.
La gran vida o la vida total; o sea, la vida simplemente,
siempre será un mundo de pequeños paraísos e infiernos,
que hay que vivir.
Una armonía casi perfecta, depende de la parcialidad y del compartirlo
todo con honestidad. No pueden haber vencedores, ni vencidos;
siempre los dos debemos ser los ganadores; lo que me une a ti, es más
que simple gusto y un sentimiento más profundo, a una trivial simpatía.
Te amo. Te deseo. El sentimiento que te expreso, brota de las entrañas
de la intimidad; ayer me gustabas, me fui encariñando, fue como irme
aficionando a una persona por sus detalles y modo de ser; todo me fue flechando
con embriaguez; me fui encantando con la locura,
porque tienes una manera dulce de seducir; engolosinas con la forma como haces
el amor y eres capaz de helarle el corazón,
hasta al más mujeriego.
Creíste que era un endemoniado engendro y que podía soportar la
farsa y la burla de los sentimientos.
¿Cómo pudiste reírte de todo, si fue mi vida, la que te di en fideicomiso?.
Soy de los ilusos que aún creen que la palabra
vale oro; y por eso me decepciono, cuando se enturbia lo transparente y nos
involucramos,
como ciudadanos de las sombras. ¿Acaso enturbias el agua, cuando quieres
saciar la sed?. Recorre la historia, si quieres encontrar
un cuento que justifique tus celos; encontrarás que hay una voz profunda
en todos nosotros, que jamás miente y que es infalible;
sé que no es fácil ignorar a la muerte escoria, ni lo que nos
impide creer en la palabra de nuevo y en la buena fe de los humanos,
pero siempre hay que intentarlo una vez más, para que la vida no pierda
su encanto.
Hay algo en esa especie de ternura, piedad, filantropía
y misericordia, que me hace dudar si somos los hijos del diablo; tú me
has hecho
pensar que es hora de recuperar de su cloacal postración al mundo; es
hora de reconstruir nuestros sueños, de reestructurar los valores, de
reorientar el curso de nuestros pasos, si queremos un renacer fresco y gozar
de un reverdecido mañana; florecido en oportunidades y
disfrutando de renovadores vientos. Somos nosotros mismos los que tenemos que
levantarnos por nuestros propios medios de la muerte;
y enmendando los errores, atrevernos a andar de nuevo, pero por el camino correcto.
Vivo enamorado de los gritos de la piel; de la esperanza
que se aferra como un ancla al fuego; de la crin de las hembras que
galopan las noches, guiadas por el destello halógeno de la lámpara
que me habita. No sé si mi amor, logre saciar tus ansiedades.
Soy un hombre con el corazón lleno de sueños y con los bolsillos
rotos, de tanto intentar negociarle a la vida, una oportunidad grande.
El girasol se desflora, sin desgarrar un grito. La esencia de mi vida, se encapsula
y se mercadea, entre burbujas de mi sangre;
mientras me asfixia mi angustia, como el filo electrónico de una guitarra
eléctrica llena de odios, trasbocando desencantos y
reivindicando frustraciones. Hay destinos, cuyas pesadillas son peores que una
demoníaca opera de rock. Hay escapistas que sólo
encuentran abierta la puerta del suicidio, hacia el mar de las respuestas.
Cuando te escribo, pienso que mis versos alucinan,
como las cenizas que se esparcen sobre el mar.
Todos los recuerdos, se dejan en manos del azar y del olvido. Regresa. Retorna
como la fantasía de los sueños, de los recuerdos
o las metáforas de la imaginación.
Bebe el alma, sobre el espejo del viento; donde
los pájaros sacian la sed de éxtasis. Una cascada de lágrimas,
arrulla mi ensueño;
eructo sensaciones, como los labios del pistilo…la mano del artesano,
esculpió este milagro, para que nos hechice, como
el reflujo de los muslos del mar. Esta cascada me recuerda un juego de rayuela;
paráfrasis de un amor que crecía, como los cabellos
al aire de un ángel.
¡El mar!...los latidos del corazón
de un oasis, me invitan a saciar el hambre del alma enamorada.
Retumba como una catarata de piedras la fontana, pero el eco no logra borrar,
aún ciertos recuerdos.
Contemplo el humedal y los manantiales, que brotan del hontanar de fuegos…y
me apiado del orgasmo que pudo ser arco-iris, como
tu voz que anoche hizo de lazarillo y con versadas caricias, lograste milagros
con la misma energía del sol y la pasión de las manos de la piel.
Hablo con el recuerdo, cuando pienso en ti. Intento
ser el amigo leal, fiel y constante, que siempre has añorado
tener cerca de ti.
Intento ser noble y franco, para tratar de compartir la primavera contigo. Tenemos
que atrevernos a vencer los miedos y
a ignorar las prevenciones. El silencio hace que todo muera, o que las dudas
crezcan como la mala hierba
. La magia puede ser llama eterna, si no opacamos nunca la confianza; ¡Viva
como los suspiros del dolor!, o las imágenes de un desengaño…
Hay adioses que intentan no hacer daño, para
conservar imágenes de lo bello; siempre intentamos conservar un oasis
en
las remembranzas, así pisemos espinas y piedras candentes. ¿Para
qué piensas aveces en regresar a revivir tú pasado, si vas a
terminar viviendo las mismas pesadillas y con tú vida hecha trocitos,
por el acoso de los mismos fantasmas?. No puedes ser injusta,
ni inmoral, con los sueños de las personas que te aman. Siento soledad
y una tristeza infinita; pude evitar que el fuego del momento,
pasara de largo, cual estrella fugaz. Pudimos compartir y vivir la magia del
momento, como un tropel de hermosos recuerdos.
A veces por aparentar ser auténtica, descubro en lontananza que hay algo
en el silencio, que intentas ocultar,
como la vergüenza cuando les baja la mirada a los murtes. No es que seas
falsa, pero si escudriñas en los recuerdos más
remotos y en tus secretos más profundos, vas a encontrar no muy lejos,
respuestas que no has querido escuchar, palabras
que has querido ignorar, porque la necedad también es un mecanismo de
defensa.
Conservo demasiado de ti, en los labios y en el
corazón. Siento el aroma y la pasión de tú piel, en la
brisa cuando refluye el pasado,
como un cuerpo cargando la suerte sobre su amada. No deseo que navegues un norte
sin retorno, como esos satélites que se lanzan
a navegar a la deriva. Intentar revivir un amor es tan necio, como pensar que
lo podemos clonar; cada ilusión, siempre será diferente.
El sufrimiento, el dolor y la soledad, no tienen que ser una constante, ni un
castigo. Todos cosechamos lo que sembramos.
No podría negar que te quiero, porque los dos escribimos la palabra amor,
con besos, palabras y caricias, sobre nuestras pieles.
¿Cómo puedes preguntarme si te quiero?. Tú misma has escrito
mi nombre en tú corazón, y el tuyo en el mío.
¿Cómo puedes preguntarme si te amo?, si nuestras almas se han
hecho amantes. Cuando un amor se va, siempre se lleva,
demasiado de nosotros. No es que nos persigan fantasmas; son los recuerdos que
conserva el corazón en los bolsillos.
Aveces pienso que solo deseas quedarte sola con
tú soledad; por eso rebuscas una forma que justifique y me diga por ti:
Adiós.
Yo también fui demasiado tonto en la vida, y esta me enseñó,
que no basta con mendigar un perdón. Jamás hay que recortarle
las alas
al amor, cuando se las calza. Contigo sentí y conocí las caricias
del fondo del mar. Siempre en una nueva ilusión, se desean descubrir
nuevos y hermosos versos; no hay sensación más maravillosa, que
ver nuestro reflejo sobre una mirada amorosa y respirar todo un
mundo de desilusiones, en los balsámicos efluvios de tú cuerpo;
mientras escuchamos las voces de nuestros demonios buenos y malos,
insinuándonos hacer esto, aquello o un hasta aquí no más;
mientras el otro censura nuestros besos y levanta muros de hielo, para detener
la avalancha ígnea, que generan las caricias.
No puedo fingir ni negar otras realidades; ni siquiera
derritiendo tus besos, mi voluntad. Somos más fuego que brisa, y tu sombra
es un oasis de paz; por eso, sé que no te puedo olvidar y estoy seguro
que te amo. Te deseo desde el instante en que tu piel ardió mis labios,
peor que las piedras sobre las brasas del Sahara. Un mar se excita dentro de
mí y si esto no es amorosa sed, no sé que puede ser;
regálale todo el color a la paz del tiempo; abrígame de estrellas
con tú aroma, como cuando pasan las imágenes de nuestros recuerdos
por mi pensamiento; te regalé mi corazón que es todo lo que tengo;
me siento destrozado sin una pizca de ti; sin una razón que lo justifique;
no creo que pueda soportar, más tiempo sin ti. Mientras la magia del
hechizo nos ligue, nuestros recuerdos no se espantarán.
Deja que duerma sobre mí, toda tu belleza;
para que puedas descansar de tus temores y de tus absurdos desvelos.
No soy de los amantes que desaparecen fugaces como un cometa; quiero regalarte
algunos de mis besos, para que te susurren mi nombre,
cuando el viento intente borrar mi recuerdo. Para que no me olvides, es que
te he regalado los versos que le he cantado al amor.
Si te vas, solo añoro haberle borrado toda la tristeza y el desasosiego
a tú alma. ¿Tendrá que ser la soledad, la compañera
desde siempre,
de nuestros infortunios y aciertos?. Voy a encender una lámpara para
espantar las sombras. Observaré un buen rato el recuerdo de tu rostro,
hasta sentir tus labios y tu aroma, con toda su sensualidad; mientras recuento
con la memoria, las imágenes más hermosas de tu cuerpo.
El día que regrese al mar, tiraré tres monedas a la suerte, para
enmendar los deseos; porque sin ti, la vida es gris y fría, como
un día en Londres sin bufanda, o encerrado con el silencio, entre estas
cuatro paredes; por eso, cuando pienso en ti, abro de par en
par la ventana, para que entren tus recuerdos. Cuando la esperanza golpee a
tu lucera claraboya, dile que el día baila las horas y
que es una gran ocasión para llorar; que si puede esperar un poco, te
puedes vestir de fiesta. Cuando tenga que despedirme de la vida,
antes de emprender el gran viaje, me quitaré los zapatos para danzar,
como lo hacen los potros cuando se embriagan de pradera; podría
pedir una taza de café, papel y lápiz,
para intentar pintar al amor o la tristeza, con palabras como si fuesen imágenes,
para regalarte algunos recuerdos. ¡Cada día, los inviernos serán
más largos y fríos!.
Eres inmisericorde con las libertinas arrogantes,
cuando con su altanería, arremeten a patadas contra nuestros sueños.
¿Será que algún día, podremos contar las estrellas
o caminar descalzos por una playa?. ¿De qué te vanaglorias, cuando
me atacas como
una fiera herida, por el desprecio?. También es doloroso, conocer las
respuestas de que es bueno o malo, para nosotros. Odio el aroma
o el rumor del amor, cuando nos lancea como un campeón, y nos abandona
con el corazón abierto. Para volver a empezar, ¡nunca es tarde!.
No justifiquemos más nuestras mentiras y desengaños, que aceran
los sentimientos del mal. No sé si pueda olvidar tus locuras,
pero de lo que sí estoy seguro es: ¡que en la vida, te voy a olvidar!.
De tanto mentir, rebosé tú copa y
por eso, todo lo que te digo, son como palabras al viento. Te he amado y te
amaré a mi manera.
Si te mentí mi amor, fué para no hacerte daño; pero también
hay que saber esperar. Todo amor ocupa su propio espacio y
sólo las pasiones y amistades sencillas y humildes, se convierten en
inmortales; los apegos fatuos, los engreídos, son petulantes y
altaneros, y su indecencia los hace indignos. Los amores crapulosos siempre
serán escandalosos, como los de las murtes libertinas.
Lo obsceno puede ser bello, cuando la lujuria goza de las licencias de lo honesto.
Es verdad que he aprendido demasiado de ti, mi amor, y espero que también
te hayas ilustrado con los ejercicios amatorios que
practicamos; para no hundirte en los fangales de la vida, ni a naufragar en
las tentaciones y en los errores, por culpa de las ansiedades
que despierta lo desconocido.
Para conocer la vida, tenemos que zambullirnos
en ella.
Una vida “Light” es como cerrar los ojos, para no ver la realidad;
pero la oscuridad también es hermosa, cuando necesitan el alma y
el cuerpo, descansar. Aveces intento despertarte con versos que jamás
hayas escuchado, así me falte tú ternura, por culpa
de tu falta de comprensión. ¿Será que fue un acierto, el
dejar de regalarnos fiestas, para que nuestro amor dejara de crecer?.
Aprende a escuchar los sonidos del silencio, para que se ilumine tu oscuridad.
¿Será escandaloso dudar, de la luz de los profetas?. ¿Por
qué no reflexionas lo que piensas, antes de cerrarle la puerta a la realidad
que
no aceptas y que te expone al espejo?.
El porvenir preexistente, siempre será lo
que pienses.
Si crees que te hago mal, basta que me borres de tú presente; soñar
solo es intentar ojear las páginas del futuro.
Siempre conservé una copia de mis cartas, que son la bitácora
de la vida de mis sentimientos.
Releerlas es regresar al pasado y resoñar en él, un poco. Aveces
dudo de Dios, por culpa de las falacias de lo que veo y pienso.
El viejo hombre siempre ha hablado e intentará hablar por él.
¿Creamos con nuestras ideas morales, nuestros propios mundos?. ¿De
cuál lado de la balanza se deben parar los verdugos y las víctimas?.
¿Existen razones, para que no le vuelvas a sonreír al amor?.
Las chispas del amor, son las estrellitas que llueven del deseo, de una imaginaria
república de luces; donde las rosas lloran lágrimas,
cuando pierden el perfume y nadie fija la mirada en ellas. ¿Será
el alma, la locura bruta de todo lo que se piensa?. ¿Vale la pena
perder el tiempo, inventando disparates?. ¿Por qué no preferimos
consumirnos en el fuego, en vez de reinventar paraísos?.
¿Será lo orgiástico una puerta de escape, o una forma de
suicidio?. ¿Será el dejar de pensar, una manera de dejar de vivir?.
¿Será que sin amor, nos olvidamos de vivir?. No solo podemos percibir,
lo que ven nuestros ojos o captan nuestros otros sentidos.
Aveces las respuestas de los horóscopos, nos llegan demasiado tarde;
y hay amores como el nuestro, que no se deben dejar apagar,
ni menguar por los desvaríos de las videncias de las adivinadoras. ¿Será
el destino del amor, huir como el tiempo?. ¿Por qué sólo
se puede secar el sangriento amor, con polvo enamorado?. ¡Cómo
pudiste cortarte las venas, para decirme que no querías
volver a hablar conmigo!. ¿Nada aprendiste de los sonidos del silencio,
y de los verdes de la montaña?.
¿Por qué gime la luz divina y pura, como los ladridos de los celos,
de los miedos que te devoran y te confunden?.
Sé que no te deslumbra, el esplendor del veneno del oro; pero tampoco
comprendo, por qué insistes en vivir y encontrar la gloria
en el lodo.
Aveces pienso que en todo lo que te escribo, se esconde una nostálgica
despedida secreta; así la vida nos haya enseñado, que para
decir adiós, ¡basta decirlo!.
Aveces me cuestiono sobre mi propia autoridad moral
para hablar del amor, pero que mejor que la experiencia de un
demonio, de un azotacorazones, de un perdido con un espíritu bipolar.
Olvida mi nombre, si las cenizas fastidian tu alma.
Más que reflexiones, he escrito, observándome en el espejo. Cree
en la
psicología del lenguaje de las palabras. Solo tú conoces las razones,
por las cuales no muestro a la luz, tu nombre.
Me duelen las lágrimas que se desbocaron por culpa de mis injurias y
desprecios.
Con todo el vino de mi corazón
EL PERRO VAGABUNDO
Héctor J Cediel Guzmán
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