A MI PADRE
Autor: Juan Carlos Iribarren (Argentina)
Tu vida, tu lucha se va desgastando,
del árbol añoso, con muchos inviernos,
su tallo gastado va doblando el tiempo.
Yo recuerdo padre, hace ya muchos años,
tu marcha señera, que rumbo al trabajo,
de día o de noche, tú firme emprendías.
También en mi mente se quedó grabada,
la alegría noble que tu reflejabas,
con las cosas simples que ayer alcanzaban,
a crear la dicha que engrandece el alma.
Hoy es otro el tiempo, es otro tu estado.
Aquel cuerpo fuerte se encuentra gastado:
el frío, las lluvias, o el viento agobiante
de tantos veranos, minaron tus fuerzas,
tus ojos nublaron.
Una carga dura soporta tu espalda:
son muchos los años, fue grande la lucha,
siempre desde abajo en desigual porfía;
a las inclemencias le pusiste el pecho.
Fueron pocas veces que palpaste el llano;
siempre te ha tocado el camino bravo.
Muchas las caídas, enormes las heridas,
pero inmensamente grande ha sido tu alma,
ya que nada pudo, ella doblarla.
Muy fuertes tus brazos, firme tu mirada.
Pero hoy, que la acción implacable del tiempo,
extravía tus ojos y quita los recuerdos,
yo quiero que sepas mi querido padre,
que hemos tenido, nosotros tus hijos,
el ejemplo claro de tu vida recta.
Hemos recibido a través del tiempo,
tan sólo enseñanzas llenas de nobleza,
un hogar humilde pleno de tibieza.
Tu fe, tu esperanza, tu voz incansable,
nos marcó el camino en el mundo nuevo.
A tu lado siempre estuvo la fuerza,
que Dios te entregara desde nuestra Madre,
al hablar de ella o de ti, es lo mismo,
ya que siempre fueron el único tronco,
un mismo brazo, tan sólo un hombro,
y un pecho grande enfrentando el tiempo,
de ardua lucha por buscar progreso.
Sé lo que has sufrido, sé lo que has llorado,
con los ojos secos mordiendo impotente,
cuando la injusticia cual látigo infame,
azotó tu rostro abriéndote surcos.
Todo ese bagaje de lucha señera,
donde nada pudo trocar tu camino,
es lo más preciado que tú nos has dado,
la dote más bella para un ser humano.
Tu vida, tu lucha se va apagando,
pero tu alma pura cual votiva lumbre,
irradiará siempre con claros destellos,
iluminando mis días, marcando el sendero.
27/07/82.
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"Oh estimada amiga Graciela:
Qué poema más bello " a ese papá ";cuánto
nos llega a todos, yo tengo mi padre aún con vida, pero es también
muy viejo al igual que mi madre, quienes se encuentran al otro lado del
mar ...
Pero, los sentimientos expresados en tu poema son universales,cuánto
cala el corazón, cuánto penetran e intentan salir de bruces
por las cuencas; creo que es algo extraordinario...
Es verdad que muy pocas veces la juventud no nos deja ver en su totalidad
la grandeza de la raíz de ese árbol, del cual crecemos en
su tronco, las hojas y sus frutos, pero sin darnos apenas cuenta que nada
serían ese tronco, esas hojas y los frutos, si no existiera una
raíz sujeta con uñas y dientes a la tierra para llevarle
humedad y la vida sávica hasta el punto más infinito de
ese árbol; sólo nos percatamos de ello cuando también
nos hemos convertido en una raíz.
Por la radio escuché una canción que su título así
decía: "mi papá fue un trotamundos" mi padre también
lo fue ...hace mucho tiempo le escribí un poema que decía
en parte:
"Vendía tristeza en jabas y angustias
en
papeles de seda;
y todas las mañanas la vieja
flaca le esperaba en su mesa tabaquera,
para darle raciones de hambre amarga ,
lúbrica y sudada..".
Domingo Hernández
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