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Las partes que dejé

 

 

 

 

Diseminé partes de mí… ¡Cuántas!

 


¿Quedó alguna de ellas conmigo?

 

 

¿En cuál estuve?

 

 

 

Las partes que dejé en espacios vacíos,

 

 

de almas solitarias.



 

 

¿Por qué esos huecos? ¿Por qué esas grietas para mí?

 


Diseminé preguntas… ¿Hubo respuestas?

 

 

Quien me respondió.

 

¿Se contestó a sí mismo, al mundo, o a mí…?

 

¿Fue mi corazón importante en algún alma?

 

Si el alma en sí misma, buscaba su goce…

 

En definitiva

 

 

¿No busqué yo también el que me correspondía?


 

 

Qué encontré…

 

Qué encontraste, en todos los gestos, sonrisas,

 

 

 

escaparates y rincones llenos.

 

 

Qué encontraste en los prolijos peinados,

 

 

 

o en bellos ojos, con su aureola azul de maquillaje…


 

 

El equilibrio de tus hijos, una casa limpia.

 

¿Dieron respuesta a tus interrogantes?

 

 

O el sórdido mundano rumor, de la noche encendida.

 


El alcohol y la bruma…

 

 

Acaso, en la fría tarde de los muertos,

 

te dieron ellos una guía, un porqué…

 

No ha quedado “no”, ni “sí”, que no olfateara.

 

Por intuición algunos, lógica, inmadurez, o no sé qué…

 

Cada título nuevo pude rotular con otro ya antiguo;

 

pero mis ansias nunca fueron satisfechas.

 

 

¿Quién comprendió en su extensa sombra,

 

 

 

mi propia sombra?


 

 

¿Quién advirtió la profundidad de mi gris?...

 

 

 



Diseminé partes de mí… ¡Cuántas!

 

¿Quedó alguna de ellas conmigo?

 

 

¿En cuál estuve?

 

 

Las partes que dejé en espacios vacíos,

 

 

 

de almas solitarias.

 

 

 

 

¿Por qué esos huecos? ¿Por qué esas grietas para mí?

 


Amigos queridos, devuélvanme lo que no les ha servido.

 

 

Allí quedaron mis lágrimas y mis sonrisas.



¿Quién comprendió en su extensa sombra,

 

 

 

 

mi propia sombra?

 

 

 


¿Quién advirtió la profundidad de mi gris?...

. . .

 


Autor: Graciela María Casartelli
Unquillo, Sierras de Córdoba, Argentina.

 

Reservados todos los derechos.

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